sábado, 25 de enero de 2014

Día de la Conversión de San Pablo

Hoy es un día especial.

San Pablo cayó del caballo a las puertas de Damasco persiguiendo a los cristianos, ergo a la Iglesia, ergo a Jesús mismo. Para "foto" del costalazo, la de arriba.

Dicen que hay dos clases de conversiones: la evolutiva y la tumbativa. La primera es un desarrollo desde la increencia, el agnosticismo, el ateísmo, el deísmo o la pertenencia a cualquier religión no cristiana al descubrimiento de Cristo y de Su Iglesia. Pueden pasar meses, años... La lectura, el estudio, la búsqueda sincera de la verdad y la Gracia de Dios dan lugar al milagro. Charles de Péguy y el Beato Cardenal Newman son ejemplos.

La tumbativa, en cambio, es para cafres. Paras muy cafres. Sólo con una intervención drástica de Dios los más duros de mollera pueden llegar a conocerlo y a amarlo. San Pablo era de éstos. Y los frutos, todos los conocemos: buena parte del Nuevo Testamento está compuesto de sus Cartas, y de su ardor proselitista da cuenta casi todas las Biblias, que vienen con un mapa de los viajes del Apóstol. 

San Pablo se ha convertido, por derecho propio y por la Gracia de Dios, en el patrón de conversos. Quien más y quien menos debería tenerlo como modelo; y ahora me viene a la mente varios personas conocidas o no, testigos de las gracias que el Espíritu Santo está derramando a espuertas, sobreabundantemente. Hermanos míos que, como yo, han renunciado al "hombre viejo", y simplemente no quieren volver atrás: Tamara Falcó, Joe Estherhasz (guionista de "Instinto Básico", "Showgirls" y demás películas de tono subido), mi hermano canario Juan Pablo Jiménez (de frecuentar el espiritismo, el budismo y el taoísmo con metafísica, cayó él también de bruces a los pies del Resucitado), André Frossard, Edith Stein (Santa Teresa Benedicta de la Cruz), Fabio de Miguel (conocido en su vida pasada como Fabio Macnamara o Fanny Artista), Eduardo Verástegui, mi hermano extremeño Carlos Piñero (agnóstico convertido en Medjugorje y en un plis seminarista), y un número ingente de personas, entre otras este que escribe.

Porque Cristo interpela: una vez lo has conocido, te lo has encontrado, no quieres volver atrás. Hay un antes y un después, en la Historia y en nuestra historia.

Y ahora, ¿qué toca hacer? Pues de momento, preguntarle a Dios como Saulo: "¿Qué quieres que haga?"

La respuesta concreta ya nos la dará cuando a Él le parezca, pero como el mismo Apóstol de los gentiles, toca decir hoy y hasta nuestro último día: "Ay de mí si no evangelizare".

Pues eso: ¡manos a la obra!

*     *     *     *     *

Aquí os dejo este poema/oración que mi amiga artistaza Raquel Carro me ha pasado. Desconozco el autor, pero es una pequeña joya. ¡Que os guste!


Si derribado caíste,
fue para elevarte más.
De hoy por siempre seguirás
al Cristo que perseguiste.
Ruega por mí, ciego y triste,
que Saulo de errores fui.
Si en el pecado me hundí,
pueda seguirte en tu vuelo.
Desde el fulgor de tu cielo,
San Pablo, ruega por mí.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Ave María Purísima!

5 comentarios:

  1. Lo de los cafres me parece muy bueno. Yo me convertí a los diecisiete años así, "tumbativamente", y siempre he pensado que eso no es para presumir, sino para concluir que es que era el único medio (es un decir, dado que el gestor es el señor de la Historia). Sí, es para cafres y muy cafres.

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  2. Pues no sé cómo lo he redactado la vez anterior, que es la que vale.

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  3. Ángel Valbuena Prat en Himnos de la Liturgia de las Horas (1988), incluido en Al celebrar tu memoria. Poesía para domingos y fiestas (Editorial Sal Terrae, Santander 2005, selec. de Casiano Floristán).

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