viernes, 5 de diciembre de 2014

El milenarismo (I): de Cerinto a San Agustín

Voy a comenzar una serie de posts sobre el milenarismo que espero sean de utilidad.

Me veo obligado a hacerlo dada la nueva moda entre algunos católicos de retomar esta doctrina que ya fue despachada por la Iglesia en sentido negativo, como veremos más adelante. Esta moda va unida a un anuncio del fin de los tiempos basado en profecías y apariciones marianas falsas o dudosas en buena parte y que causa gran miedo a las personas, miedo que no viene de Dios. Además, con la introducción de esta teoría defendida exclusivamente por protestantes y ampliamente difundida entre ellos (en los EE.UU principalmente), tales autores han añadido otros elementos ajenos a la doctrina católica, como el "arrebato" o "rapto".

Este será el esquema que intentaré seguir:

1.- De Cerinto a San Agustín.
2.- De San Agustín hasta el siglo XX.
3.- El milenarismo en la actualidad.
4.- El milenarismo de Leonardo Castellani.
5.- Qué dice la Iglesia sobre el milenarismo.
6.- Autores milenaristas "católicos" actuales.

Empecemos, pues.

El milenarismo o quiliasmo (del griego khiliás, mil) tiene su base en el llamado Reino de Mil años del que habla el Capítulo 20 del Apocalipsis.

Este capítulo, que menciona además dos resurrecciones (una para el milenio y otra previa al Juicio Final), ha sido de difícil interpretación para los exégetas, dificultad que subsiste, aunque la misma Iglesia a través de los siglos ha dado pautas para su interpretación a partir de San Agustín y San Jerónimo.

La siguiente es la historia de esta herejía, como la califica el propio Santo Tomás de Aquino.

El milenarismo en la Edad Antigua, heredado del judaísmo y su esperanza en un reino mesiánico, parte de entender esos mil años como un reinado terrenal de Cristo con los justos resucitados, reinado que se ha entendido de distinto modo:

1) Cerinto (finales del siglo I) defendió el milenarismo más grosero, con la restauración de Jerusalén y el goce de todos los placeres por los justos, incluyendo los más bajos. Es el llamado milenarismo estricto, carnal o craso.

2) San Papías entendió un efectivo Reino de Cristo con los suyos en medio de una fecundidad extraordinaria de la tierra. San Ireneo y San Justino (siglo II)  consideran ese tiempo como una vuelta a las condiciones paradisíacas con satisfacciones puramente espirituales. Es el llamado milenarismo mitigado o espiritual.

Ya por entonces el milenarismo es una doctrina discutida y no unánime, algo que admite el propio San Justino en su Diálogo con Trifón: "Pero también te he indicado que hay muchos cristianos de la pura y piadosa sentencia, que no admiten esas ideas" (énfasis nuestro).

Sin embargo a partir del siglo III comienza a declinar. Orígenes lo rechaza e interpreta alegóricamente las profecías apocalípticas. San Basilio, San Gregorio Nacianceno, San Epifanio, San Dionisio de Alejandría y Teodoreto refutan esta corriente.

Finalmente, San Jerónimo y San Agustín contribuyen con su obra a desacreditarlo de manera definitiva. San Jerónimo lo condena abiertamente y con toda su fuerza, aunque admite que era sostenido por multitud de buenos cristianos. San Agustín confiesa haber sentido el atractivo milenarista, pero lo rechaza resueltamente y da la interpretación que desde él se ha aceptado y enseñado hasta la actualidad: el milenio es el tiempo de la Iglesia.

"La Iglesia es ya el Reino de Cristo y el reino de los cielos. También ahora reinan con él sus santos, ciertamente de otro modo al que reinarán después; pero no reina con él la cizaña, aunque en la Iglesia crezca como el trigo" (La Ciudad de Dios) (énfasis nuestro).

Para terminar, decir que el origen de esta perspectiva milenarista tuvo lugar en Asia Menor, tal y como demostró el cardenal Juan Bautista Franzelin, toda una autoridad en lo relativo a la Tradición, y que seguimos a través del sacerdote doctor Miguel Antonio Barriola: Papías fue obispo de Hierápolis, Frigia; Justino tuvo su diálogo con Trifón en Éfeso, de donde provenía Ireneo; Tertuliano se adhiere a esta doctrina tras caer en el "montanismo", herejía de origen frigio. No hubo un solo Padre latino que sostuviera esta doctrina, ni se la admitió en Roma, fuera de Hipólito.

4 comentarios:

  1. Muy interesante. Cuando vayas sacando los siguientes me avisas, ya sabes que me interesa :)

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    1. Gracias, Clara!
      En breve iré publicando el resto. Es un tema que hace tiempo quería tratar. Te aviso ;)

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  2. Hola, Isael.

    Muy interesante tema, en mi caso me interesa para formarme adecuadamente sobre esta" nueva" estulta moda, ya que como bien sabes lo que más me interesa de la Biblia es su mensaje de vida y Vida.

    Pero es imposible combatir y aplastar a todos los jetas sacacuartos apicalípticos sin tener una amplia y verdadera información de lo que dicen los expertos de la Iglesia.

    Por ello te animo a que continúes con esta serie, que seguiré atentamente, para bien de todos nosotros y de nuestra santa Iglesia.

    Muchas gracias y un abrazo.

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    1. ¡Gracias, Madri leño!

      La verdad es que el núcleo del problema va a estar en los puntos 4 y 5. Dado que los apocalípticos de baratillo son todos lectores entusiastas de Castellani, es preciso primero estudiarlo y desenmascarar sus equivocaciones a la luz de la Iglesia. Lo básico lo dice San Agustín; el resto son fábulas e historietas que han arrastrado a unos a la desobediencia y a otros a sectas, y en general a errores o rollos pintorescos.

      Ya lo iremos viendo y nos sorprenderemos poco a poco ;)

      ¡Gracias por tus ánimos como siempre!

      ¡Un abrazo!

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