Sigo con dos tildes, o sea, como si no tuviera ninguna.
Con los libros no tengo mesura. Son mi debilidad. Comprarlos, palparlos, olerlos,... en fin, todo eso que hace un bibliofilo, aunque no me considero tal cosa ni por asomo. Lo mismo me pasa con los comics, aunque ahora menos; si puedo, me compro alguno y enseguida me pongo a oler varias veces (mejor, a aspirar) el fuerte olor de la tinta de colores. Al lado de ese olor, el de los libros es solo aroma. Mi coleccion de comics excede los mil ejemplares, algunos de ellos autenticas joyas. A veces, y no es que tenga especialmente desarrollado el olfato o tenga obsesion con este sentido, cojo uno de mis viejos tebeos, lo ojeo y lo huelo; tiene el olor del paso del tiempo, se me mueven un poco las entrañas recordando los buenos momentos que pase leyendolo. Huele... a viejo amigo.
Como decia, los libros son mi debilidad. Me gusta tratarlos bien y que me los traten bien, que despues de leerlos no parezca que alguien los ha leido. Que duren hasta el Fin de los Tiempos. Cuando entro en una libreria parece que siempre he de salir con alguno bajo el brazo. Me encapricho con uno y no lo pierdo de vista; hace poco descubri que si dejaba pasar un poco el tiempo en la misma libreria, el volumen en el que me fije al principio dejaba de tener tanta importancia, y no porque otro lo hubiera sustituido, no. Es que, como dice mi madre, soy un "entusiasmat". Lo mismo me pasa con las librerias de internet y las paginas webs de las editoriales.
Una de las penitencias que suelo imponerme y que mas me cuesta cumplir es no comprarme ningun libro durante un tiempo. Casi siempre lo consigo sin caidas, pero ya digo que no siempre. El sabado pasado, sin ir mas lejos decidi no comprarme ninguno y cayeron tres.
Toda esta chachara venia a cuento porque hace poco me encapriche con un libro, un libro grueso y caro: La Biblia en la Literatura Española, volumen III. La Edad Moderna, creo que se intitulaba, de la editorial Trotta. Comentar sobre que va el libro es tonteria porque el titulo lo dice todo. Me parecia interesante descubrir la influencia de la Biblia y el crisitansimo en autores como Unamuno o Delibes. En Cela no, porque creo que excepto en Oficio de Tinieblas poco aparecen las Sagradas Escrituras en las obras de un autor tan brillante como bestial, y a veces un poco o un mucho... en fin, dejemoslo estar. Unamuno en cambio es cristiano, pero parece, aunque no soy experto en su obra y de hecho he leido poco de el, que su cristianismo es un cristianismo amargo o desencantado. Delibes se confeso (se reconocio, en sus propias palabras) cristiano y catolico, y ha criticado con dureza el crimen del aborto, pero no se cuanto de cristiano puede haber en su obra (lei en su dia El Principe Destronado, Los Santos Inocentes y Mujer de Rojo sobre Fondo Gris). Mejor dicho, cuanto de novela cristiana hay en su novela. Tambien quisiera conocer el grado de impregnacion de la Biblia en las obras de los demas autores estudiados de los siglo XIX y XX.
Pero en una de estas, mientras me comia las uñas de ansiedad por leer las paginas del mencionado libro, me asalto una de esas ideas que ultimamente me asaltan, y que por su oportunidad, sensatez e inspiracion, evidentemente no venian de mi, o al menos, no del todo. La autentica literatura cristiana catolica contemporanea que merece ser leida, estudiada y meditada es la de los misticos y personas dedicadas a la escritura espiritual. Cada pagina puede ser exprimida para sacarle el jugo que busco, el espiritual, el de Dios. En ellas no habra nada que apartar, nada que sobre. En los demas quiza haya mucho zumo, pero seguro que no todo es bueno, correcto o sustancioso; lo mas probable es que el objetivo o la finalidad no sea espiritual o edificante. En muchas obras, incluso se habra de hacer un gran esfuerzo para sacar alguna gota util, o para poder decir: ¡Mira! ¡Esto suena biblico, o cristiano, o catolico!".
Por eso, uno de esos tres libros que me compre el sabado de la semana pasada, una de esas tres benditas caidas, fue el de Francisca Javiera del Valle Decenario al Espiritu Santo. Aunque era mujer humildisima y de poca cultura, escribio formidables paginas sobre espiritualidad en los tiempos en que Unamuno ya era autor reconocido y empezaba o empezaria a ver buena parte de sus sueños e inquietudes politicas y academicas cumplidas y despues frustradas. Tengo ganas de meterme en su forma y en su fondo, y practicar la devocion a la Tercera Persona de la Santisima Trinidad siguiendo sus consejos. Tengo ganas de beberme el zumo, sin preocuparme de tirar lo que sobra, porque todo el libro es zumo en vaso grande aunque no tenga muchas paginas, y ademas no sobra nada. Francisca Javiera del Valle, ruega por nosotros.
¡Viva Cristo Rey y Viva la Virgen de Fatima!
Con los libros no tengo mesura. Son mi debilidad. Comprarlos, palparlos, olerlos,... en fin, todo eso que hace un bibliofilo, aunque no me considero tal cosa ni por asomo. Lo mismo me pasa con los comics, aunque ahora menos; si puedo, me compro alguno y enseguida me pongo a oler varias veces (mejor, a aspirar) el fuerte olor de la tinta de colores. Al lado de ese olor, el de los libros es solo aroma. Mi coleccion de comics excede los mil ejemplares, algunos de ellos autenticas joyas. A veces, y no es que tenga especialmente desarrollado el olfato o tenga obsesion con este sentido, cojo uno de mis viejos tebeos, lo ojeo y lo huelo; tiene el olor del paso del tiempo, se me mueven un poco las entrañas recordando los buenos momentos que pase leyendolo. Huele... a viejo amigo.
Como decia, los libros son mi debilidad. Me gusta tratarlos bien y que me los traten bien, que despues de leerlos no parezca que alguien los ha leido. Que duren hasta el Fin de los Tiempos. Cuando entro en una libreria parece que siempre he de salir con alguno bajo el brazo. Me encapricho con uno y no lo pierdo de vista; hace poco descubri que si dejaba pasar un poco el tiempo en la misma libreria, el volumen en el que me fije al principio dejaba de tener tanta importancia, y no porque otro lo hubiera sustituido, no. Es que, como dice mi madre, soy un "entusiasmat". Lo mismo me pasa con las librerias de internet y las paginas webs de las editoriales.
Una de las penitencias que suelo imponerme y que mas me cuesta cumplir es no comprarme ningun libro durante un tiempo. Casi siempre lo consigo sin caidas, pero ya digo que no siempre. El sabado pasado, sin ir mas lejos decidi no comprarme ninguno y cayeron tres.
Toda esta chachara venia a cuento porque hace poco me encapriche con un libro, un libro grueso y caro: La Biblia en la Literatura Española, volumen III. La Edad Moderna, creo que se intitulaba, de la editorial Trotta. Comentar sobre que va el libro es tonteria porque el titulo lo dice todo. Me parecia interesante descubrir la influencia de la Biblia y el crisitansimo en autores como Unamuno o Delibes. En Cela no, porque creo que excepto en Oficio de Tinieblas poco aparecen las Sagradas Escrituras en las obras de un autor tan brillante como bestial, y a veces un poco o un mucho... en fin, dejemoslo estar. Unamuno en cambio es cristiano, pero parece, aunque no soy experto en su obra y de hecho he leido poco de el, que su cristianismo es un cristianismo amargo o desencantado. Delibes se confeso (se reconocio, en sus propias palabras) cristiano y catolico, y ha criticado con dureza el crimen del aborto, pero no se cuanto de cristiano puede haber en su obra (lei en su dia El Principe Destronado, Los Santos Inocentes y Mujer de Rojo sobre Fondo Gris). Mejor dicho, cuanto de novela cristiana hay en su novela. Tambien quisiera conocer el grado de impregnacion de la Biblia en las obras de los demas autores estudiados de los siglo XIX y XX.
Pero en una de estas, mientras me comia las uñas de ansiedad por leer las paginas del mencionado libro, me asalto una de esas ideas que ultimamente me asaltan, y que por su oportunidad, sensatez e inspiracion, evidentemente no venian de mi, o al menos, no del todo. La autentica literatura cristiana catolica contemporanea que merece ser leida, estudiada y meditada es la de los misticos y personas dedicadas a la escritura espiritual. Cada pagina puede ser exprimida para sacarle el jugo que busco, el espiritual, el de Dios. En ellas no habra nada que apartar, nada que sobre. En los demas quiza haya mucho zumo, pero seguro que no todo es bueno, correcto o sustancioso; lo mas probable es que el objetivo o la finalidad no sea espiritual o edificante. En muchas obras, incluso se habra de hacer un gran esfuerzo para sacar alguna gota util, o para poder decir: ¡Mira! ¡Esto suena biblico, o cristiano, o catolico!".
Por eso, uno de esos tres libros que me compre el sabado de la semana pasada, una de esas tres benditas caidas, fue el de Francisca Javiera del Valle Decenario al Espiritu Santo. Aunque era mujer humildisima y de poca cultura, escribio formidables paginas sobre espiritualidad en los tiempos en que Unamuno ya era autor reconocido y empezaba o empezaria a ver buena parte de sus sueños e inquietudes politicas y academicas cumplidas y despues frustradas. Tengo ganas de meterme en su forma y en su fondo, y practicar la devocion a la Tercera Persona de la Santisima Trinidad siguiendo sus consejos. Tengo ganas de beberme el zumo, sin preocuparme de tirar lo que sobra, porque todo el libro es zumo en vaso grande aunque no tenga muchas paginas, y ademas no sobra nada. Francisca Javiera del Valle, ruega por nosotros.
¡Viva Cristo Rey y Viva la Virgen de Fatima!
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