Mi nombre es Sebastián Isael Pla Martorell, aunque todos me conocen por Isael, y este es mi pequeño blog. Escribo sobre lo que me apetece, pero sobre todo, escribo para Dios.

jueves, 19 de enero de 2012

¡Hola, vengo del futuro!


Hoy me he despertado y lo he visto clarísimo. Como no podía aguantarme, lo primero que he hecho ha sido decírselo a la primera persona se ha cruzado conmigo: mi hermana. Viviendo en el mismo piso, no iba a esconderse muy lejos ni huir sin que la alcanzara fácilmente (aquí risilla traviesa y malévola; algo así como "muuuajajajajaja"). La conversación ha transcurrido más o menos así:



- ¿Sabes? Vengo del futuro...

- Como una cabra -entre dientes.

- (Silencio con mirada alucinada y divertida).

- O sea, ¿como la de la Neutrex Futura? Bueno va, a ver, dime por qué vienes del futuro -con aire resignado mientras se arregla las uñas.

- Pues porque el Espíritu Santo, como decía mi amiga Maricruz Tasies-Riba, ha puesto en muchos fieles, en mí por ejemplo, la necesidad imperiosa de una Misa que nunca han conocido: la tradicional, la tridentina. Tengo la fuerte intuición de que va a ser la Misa del fututo. Una Misa con el sacerdote y los fieles vueltos hacia Dios, una intensidad en la oración... Ya sabes, lo he dicho alguna vez, el sacerdote preside el sacrificio en nombre de los fieles, es como una manifestación callejera: los que portan la pancarta no van mirando a los de detrás (si no quieren pegarse una buena). Qué intensidad, qué intensidad... Cuando en una Misa se me ocurrió imaginar al sacerdote en esta posición, sentí un resplandor y esa intensidad... Es curiosos, porque a los pocos días el semanario católico Alba hablaba en dos páginas enteras, si no recuerdo mal, sobre esta Eucaristía, la defendía y aseguraba lo mismo que yo: "intensidad". El futuro es un gran amor a Jesús Sacramentado y a María Santísima. Y como Dios ha puesto estos amores en mi corazón, soy del futuro. Lógica aplastante. No falla.

- Ya...

La conversación siguió brevemente con alguna de sus preguntas a la que no sé contestar más que con un "ñañañañaña", como un niño pequeño.

Pero la cosa es esta: intensidad en el rezo, intensidad en ser conscientes de la presencia de Dios. Devoción absoluta. Incluso quien esté en Misa sólo por obligación, necesitará imperiosamente arrodillarse ante el Misterio. Silencio. Solemnidad. Presencia palpable de la Paz sobrenatural. Estoy seguro de que los que salgan de esta Santa Misa, que espero se generalice y sea común de acuerdo con el corazón de nuestro Santo Padre, lo harán como Moisés: con el rostro brillante de estar tan tan cerca de Dios.



Si Dios quiere, este domingo iré a Valencia a participar en una de ellas. Ya contaré mi experiencia aquí.


¡Viva Cristo Rey y María Madre de la Iglesia!

3 comentarios:

  1. No sólo es la Santa Misa del futuro, sino de ayer, de hoy y de siempre. Es la Misa que no pudieron destruir y que SS Benedicto XVI ha vuelto a legalizar para todo el mundo cristiano. Pero parece que aún tiene muchos enemigos. Pues unámonos y venzamos los obstáculos para tener éste tesoro. Hagamos proselitismo, estudiemos, el latín no es difícil y con un misalito todo se puede entender. Pax y Dios bendiga.

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