Hace un tiempo que busco entre los cómics de superhéroes algunos a los que se les pueda sacar una lectura religiosa, no sólo espiritual, sino directa o descaradamente cristiana. He encontrado varios, y sobre ellos escribiré en su momento. Pero hay uno en el que puse mis esperanzas, y éstas han quedado defraudadas: El Espectro.
¿Por qué esperanza? Porque el guionista de los tres volúmenes que ha editado Planeta de Agostini es John Ostrander, ex-seminarista, y el "prota" es algo así como "La Ira de Dios", un espíritu de venganza.
Y no me ha gustado porque:
1º: No manifiesta la Justicia Divina, sino una venganza macabra, una ira con saña, que algunos personajes le recriminan.
2º: Hay un caos bastante evidente por lo que se refiere a los ángeles buenos y los malos: el Espectro no es ni uno ni otro. Los demonios llegan a comerse entre sí, cuando al ser seres espirituales, es evidente que no tienen cuerpo; y otras cosas que bien podrían pasarse por alto.
3º: El dibujo representa imágenes macabras, de pesadilla, propias de pelis como las de Freddy Kruegger. Incluso la propia letra "T" del título adpota una forma de cruz latina que quiere asemejarse a las de cementerio y dar cierta sensación de muerte y desesperanza, cuando las cruces de los camposantos representan el descanso en Cristo y la espera de resucitar para la vida eterna como hizo Él.
4º: Y definitivo: Dios no es Dios. Ojeé el último tomo para ver si aparecía Él, y efectivamente lo hacía con una imagen que no desentona con el resto del cómic: era el mismísimo cuadro de "Saturno devorando a sus hijos" de Goya. Delgado, barbudo, cano y con ojos desorbitados, comiéndose al propio San Miguel, simplemente porque así le place.
Y sabemos que Dios no es así. Dios es Amor. Es Justo y Misericordioso. Su Justicia es inevitable; tan inevitable como Su Misericordia, para quellos que a ella se acojen.
En definitiva, no es un buen cómic para conocer a Dios. Es un cómic macabro. Y porque buscaba algo que no he encontrado, dejé de leerlo. Creo que llegué hasta el final del primer tomo, pero ahí lo dejé.
¿Qué haré con los tres volúmenes? Tirarlos a la basura. Buscaba a Jesús, pero hic non est.
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